Terapeutas católicos de salud mental integran la fe y la espiritualidad en los planes de tratamiento

Publicado el 13 de mayo, 2025

Las enfermedades mentales en Estados Unidos han sido declaradas oficialmente como una emergencia de salud social – especialmente desde la pandemia del COVID-19 y a medida que las formas de medios sociales que fragmentan la comunidad continúan multiplicándose.

“Datos recientes muestran que Estados Unidos se encuentra en una crisis de salud mental, experimentada por personas de todas las edades”, informaron en agosto de 2024 los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. “Esta tendencia se observaba antes de la pandemia de COVID-19, pero se ha agravado por factores relacionados con la pandemia”.

Según “Mental Health America” – una organización sin ánimo de lucro dedicada a promover la salud mental, el bienestar y la prevención – casi 60 millones de adultos (23,08%) experimentaron una enfermedad mental en 2024, mientras que casi 13 millones de adultos (5,04%) declararon tener serios pensamientos suicidas. En 2022, las personas que se quitaron la vida alcanzaron la cifra más alta jamás registrada en Estados Unidos.

Y los fieles no están exentos: Uno de cada cinco individuos en Estados Unidos vive con algún tipo de enfermedad mental y el 20% de los estadounidenses se identifica como católico.

Son muchos los católicos que estadísticamente necesitan ayuda para su salud mental; pero algunos pueden sentirse todavía incapaces de admitirlo o de encontrar recursos y profesionales apegados a la fe para curarse.

Pero los hay.

“Históricamente, somos pocos y estamos muy dispersos”, dice la terapeuta Kenna Millea, directora clínica y cofundadora del Centro Martin para la Integración, un consultorio con sede en Minneapolis que ofrece “servicios de salud mental llenos de fe para individuos, parejas y organizaciones”.

El centro no toma su nombre de Millea ni de su marido, Pat – director de formación y operaciones y cofundador del centro – sino de una familia de santos.

“Está bien documentado que Louis, Zélie y Teresa – y varias de las hermanas de Teresa – padecieron varias enfermedades mentales”, dijo Kenna Millea, refiriéndose a los santos Louis y Zélie Martin, los padres de Santa Teresita de Lisieux y sus hermanos.

El personal del Centro Martin, que actualmente cuenta con 10 terapeutas, llegará a 16 a finales de 2025.

“Estábamos rezando sobre lo que Dios podría pedirnos que hiciéramos con los respectivos antecedentes de Pat y míos”, dijo Millea a OSV News. “Y esta necesidad la vimos crecer – ciertamente en Twin Cities, pero también en la Iglesia globalmente”.

“El campo de la psicoterapia es un campo tradicionalmente muy secular”, explicó Millea, “y la doctrina de nuestra fe en torno al sufrimiento; en torno a la dignidad de un ser humano; en torno a estar hecho a imagen y semejanza de un Dios trino; en torno al valor y la bondad de nuestras experiencias encarnadas, gracias a la encarnación de Dios – todo eso falta en lo que pensamos cuando pensamos en el mundo de la psicoterapia y la atención de la salud mental”.

Lo que subraya críticamente la necesidad de terapeutas católicos de salud mental.

“Cuando empecé a ejercer y a trabajar con clientes, vi que podía apoyarles; podía ayudarles a conectar los puntos de su historia”, dijo Millea. “Pero sólo podía llevarles hasta cierto punto si no era capaz de introducir los conceptos de nuestra fe, y esta creencia de para qué estamos hechos y qué es lo que realmente nos llena como humanos – lo que nos ayuda a estar plenamente vivos; lo que nos ayuda a prosperar y a crecer”.

Millea confirmó que los estadounidenses se encuentran en medio de una calamidad de salud mental.

“La gente acude a nuestros servicios de emergencia no por una necesidad médica, sino por algo de naturaleza psiquiátrica o psicológica”, afirmó. “Así que, sí, creo absolutamente que las cifras no mienten”.

Aunque el estigma social ha disminuido, sigue existiendo. Según algunas estadísticas – la Asociación Estadounidense de Psicología informó en 2024 – hasta el 83% de las personas que podrían beneficiarse de un tratamiento no lo buscan.

“Es cierto que el estigma sigue siendo un problema para ciertas subpoblaciones, y tal vez aún más para las personas de fe”, dijo Shannon D. Mullen, presidenta de la Asociación Católica de Psicoterapia. “Y tener la opción de terapeutas católicos clínicamente integrados, sin duda lo hace más accesible. Así se reducen las barreras para recibir atención”.

La Asociación Católica de Psicoterapia apoya a los profesionales de la salud mental promoviendo el desarrollo de prácticas de salud mental que abarquen una comprensión plena del ser humano, la familia y la sociedad, todo ello en fidelidad al magisterio de la Iglesia Católica.

“Cuando sienten que alguien les va a entender realmente desde esa visión del mundo – apreciar, valorar y no oponerse a sus principios espirituales”, los pacientes católicos pueden sentirse más a gusto buscando tratamiento, según Mullen.

Esto es especialmente cierto cuando un terapeuta tiene habilidades y competencias para integrar la fe en el plan de tratamiento. “Sí creo que es importante que los terapeutas puedan describirse a sí mismos como terapeutas católicos integrados para ese fin”, afirmó Mullen.

La crisis de salud mental no ha pasado desapercibida para la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) que en 2023 lanzó la Campaña Nacional Católica de Salud Mental, una iniciativa anual que incluye una Novena Nacional por la Salud Mental, el Domingo de la Salud Mental, mesas redondas especiales sobre salud mental y mucho más. También hay planes en marcha para agregar más elementos en la iniciativa.

“Comenzó con la idea central de que había tres objetivos”, compartió Paul Jarzembowski, director asociado para laicos en el Secretariado de Laicos, Matrimonio, Vida Familiar y Jóvenes de la USCCB, “que son concienciar, eliminar estigmas y abogar por la gente, sólo para animar a la gente que necesita ayuda, a buscarla”.

Los obispos han compartido sus propias historias de luchas por la salud mental para animar a los demás, al tiempo que abogan por políticas públicas de salud mental.

Haciéndose eco de Millea y Mullen, Jarzembowski también hizo hincapié en la necesidad de una perspectiva holística.

“El concepto de esta campaña ha sido adoptar un enfoque doble argumentando que está el apoyo clínico profesional y está el apoyo espiritual”, explicó Jarzembowski. “Los párrocos y los miembros de las comunidades pueden proporcionar el apoyo espiritual, pero podemos asegurarnos de que nuestros líderes católicos son plenamente conscientes de las redes de apoyo clínico y profesional que existen”.

Fuente: OSV News